Ester Enrich Coma es escritora, sus libros disponibles en catalán, Son Valentes i lliures, 2019, y recientemente Pells (2021). Ester compagina ser escritora con ser profesora de escritura narrativa en el Ataneu Barcelonés, La Escola de Lletres de Tarragona, La Biblioteca de Tarragona y en diversos centros cívicos como el de la ciudad de Valls. Ester es una de las mejores profesoras que he tenido en mi vida, y como ya sabéis las personas autistas nos pasamos la vida acudiendo a cursos, conferencias, talleres, grados y postgrados. Nacemos con ansía de aprender y compartir.
Ester sigue un itinerario muy bien diseñado que hace que a cada paso adquieras herramientas para leer y escribir lo mejor posible. Sus clases són amenas, prácticas, útiles y aplicables. Muchas gracias por participar en este proyecto cooperativo. Os añado enlaces de información de sus libros. Elisenda Pascual
https://www.pageseditors.cat/ca/pells.html
(Pells. XV Premi literari 7 lletres. Pagès editors.2021)
Sinopsís: El libro recopila siete textos en los que las protagonistas són femeninas, de edades y circunstancias distintas, tienen en común su afán de lucha y rebeldía ante situaciones adversas.
https://www.amazon.com/Valentes-lliures-inspirats-lluitadores-Catalan/dp/1791364586
Sinopsís: Este título contiene relatos breves inspirados en mujeres luchadoras, que lejos de rendirse, avanzan con paso decidido. Dejate seducir por sus voces: decididas a reinventarse, fluir a contracorriente y seguir lo que el corazón les dicta, creativas,sabias, salvajes. Libres.
La Escritura Terapéutica por Ester Enrich Comas
“Soy libre para escribir las peores porquerías del mundo” es una de las frases que ilustra el libro Writing down the bones de Natalie Goldberg. Ella habla de escritura creativa, de apuntar a la yugular, de perder el control y dejarse llevar por lo que la página en blanco pida.
Cuando Eli me propuso escribir una entrada para su blog, hablando de escritura terapéutica, lo primero que pensé fue: ¿Qué es la escritura terapéutica? A mi parecer, todo tipo de arte, por el mero hecho de practicarlo, produce un efecto sanador.
Hemos oído hablar de musicoterapia y de arteterapia (por poner dos de los ejemplos más conocidos); parece ser que todos somos capaces de deslizar el pincel y aporrear un tambor, aunque no sepamos darle una forma exacta en el lienzo o crear una canción, lo hacemos, sin problema; con la escritura debería ser igual: no se trata de escribir un best seller o un clásico que haga que nos recuerden tres siglos después como el genioavanzado para su época, olvidémonos por un momento de las faltas de ortografía (después ya las corregiremos), no pensemos aún en el sentido de aquello que nos sale en forma de letras, simplemente, pongamos negro sobre blanco.
Por esto he empezado hablando de Goldberg, porque ella —así como Julia Cameron en El camino del escritor, o Reyes Adorno en Practicando la escritura terapéutica—, nos propone una serie de ejercicios prácticos para adentrarnos, a través de la narrativa, en nuestro fuero interno.
Escribe durante cinco minutos sobre tus sueños más secretos; cuando tengas un buen día, redacta una carta para ti misma, para los días malos; describe como es tu rostro por la mañana y como es por la noche. Prácticas como estas conllevan trabajar nuestra creatividad y el sentido de la lógica a la vez; nos permiten romper con prejuicios sobre nuestra biografía, por lo que nos lleva a mejorar la autoestima y las relaciones con los demás.
Lo aprendí con Francesc Hernández, profesor de Barcelona que imparte clases de escritura terapéutica y escritura de exploración personal; lo aprendí con Isabel Cañelles, en un seminario intensivo y poderoso sobre meditación y escritura; lo aprendí por mi misma, escuchando a las personas que me rodean, descubriendo en familiares y amigas un espejo en el que querer reflejarse (Valentes i lliures. Oníric. 2019); lo aprendí permitiendo que mi experiencia (de arco iris o de cueva) se transforme en algo que compartir (Pells. XV Premi literari 7 lletres. Pagès editors.2021).
Lo aprendí y sigo aprendiendo, impartiendo clases de narrativa en diferentesescuelas y bibliotecas, donde encuentro alumnas magníficas que me recuerdan, sin ellas buscarlo, que en este mundo todos somos profesores y aprendices a la vez.
Gracias, pues, Eli, no solo por la propuesta, sino sobre todo por escribir sobre una realidad demasiadas veces escondida y mal entendida, por exponerla desde tu mirada y tu voz, por hacer, de la escritura terapéutica, también una herramienta activista que ayude al crecimiento, no solo personal, sino de toda una sociedad. Escribid, escribid lo que os plazca, y si queréis compartirlo, genial.
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