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sábado, 27 de agosto de 2022

Emociones que se sienten en otras culturas pero que experimentamos sin saber su nombre

Existen entre seis y ocho emociones básicas : asco, miedo, sorpresa, ira, felicidad, tristeza, temor. Pero en función de cada contexto cultural existen emociones distintas. Así que me he preguntado, y si he sentido una emoción muy conocida en otra zona del planeta y yo no he sabido ponerle nombre. Las emociones al ser identificadas son más fáciles de procesar. Por eso yo me repito, conecta, conecta y conecta, con lo que sientes y con lo que te rodea. Eso me ayuda a entender mejor mi comportamiento.

Yo he sentido Amae, ¿y tu? Amae es la necesidad de estar en brazos de una persona que te quiere para que te mime y te consuele. El hecho de entregarte momentaneamente a una seguridad es muy reconfortante. A mi me gustan los abrazos pero nunca me han gustado los besos en las mejillas, pero tampoco ese beso de mejilla fingido que se da al aire para no manchar de carmín la cara de la otra persona. 

¿En que país encontramos esta emoción? en japón, Amae implica saber que la otra persona, un familiar, amigo o compañero de trabajo te quiere. Es el pegamento de las relaciones sólidas. Implica saber aceptar la ayuda de otros. En nuestra sociedad europeocentrista quizás esta emoción nos incomoda porque hemos de mostrarnos vulnerables y reconocer que no siempre somos ni tan autónomos ni tan autosuficientes.

Otro sentimiento habitual en mi es la ambiguofobia, cuando tengo la sensación que no ha quedado completamente claro lo que pretendía decir y que mi mensaje queda abierto a la interpretación del otro. De hecho, mi ambiguofobia me atrapa en libros o películas que no tienen un cierre y  cada espectador tendrá una interpretación distinta de como seguirá la trama. Y en la vida real repaso las conversaciones para comprobar que he dejado poco especificado. Pienso que este es un sentimiento muy aspie.

Siento muy a menudo dépaysament, es una emoción que viven los franceses, se puede traducir com des paisificación, vamos que te sientes con cierta inquietud y sensación de estar fuera de lugar. De no entender los hábitos o las costumbres. Creo que estoy en modo dépaysament desde que naci y curiosamente me he sentido más cómoda en otros países como el verano en que viví a los 14 años con una familia inglesa cerca de Londres. Por primera vez me sentía en el lugar adecuado. 

Malu, en Indonesia es la sensación de estar nervioso ante una persona que valoramos de modo especial. El cerebro se nubla, balbuceamos frases confusas. A mi me da por hablar sin parar. Ocurre cuando nos sentimos inferiores e incómodos ante personas con mayor estátus que el nuestro. Por ejemplo yo solía ponerme roja como un tomate, lo qual me llevó a tener eritrofobia es decir miedo a sonrojarse. En Japón sonrojarse genera malestar pero porque se piensa que de alguna manera incomodas a ti interlocutor. En occidente tememos sonrojarnos porque nos sentimos ridículos. Pero en Indonesia, esa sería la respuesta correcta, decir una bobada, porque de algún modo significa que muestras respeto.

Man nos sucede que tenemos muy claro un objetivo, es una especie de llamada profunda, la sensación que nos dice que debemos hacerlo. En hindi man es abrievatura de manorath que significa anhelo. Situado en un lugar entre la cabeza y el corazón, es un deseo visceral que refleja nuestro yo más íntimo. Cuando tenía 12 años se inició mi insomnio crónico, las noches eran un festival de rituales y rutinas que solo me conducían a estar demasiado tensa para conciliar el sueño. Mi madre me llevo a un psicólogo, y él me pregunto si quería que mi madre estuviera en la sesión, yo dije que mi madre podía quedarse, no quería ofenderla. 

Lo que ocurrió es que yo no puede decir ni una palabra, mi madre hablo y hablo con el psicólogo y yo obediente escuchando las historías de la vida familiar. A partir de ese momento, de mi surgió este anhelo, estudiar psicología para que los niños pudieran hablar en mis sesiones. Y ese fué el motivo principal por el que estudié la carrera y de paso saber que me ocurría. No volvimos a visitar aquel psicólogo ni ningún otro. Mi madre era una persona genial, y me di cuenta que en su vida tenía que lidiar con demasiados frentes abiertos. Ojalá  que esa sesión de terapía le fuera útil. 

Continuará.....

Basado en el Atlas de las emociones humanas de Tiffany Watt Smith

Elisenda Pascual: Autista, Psicóloga, Psicopedagoga. Email: elisenda.pascual@gmail.com

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