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domingo, 11 de septiembre de 2022

Ansiedad y autismo por Gema Burguillos


Es muy habitual hablar de ansiedad en estos tiempos que vivimos. Parece que, todo el mundo, tiene ansiedad. Eso es lo que te dicen los mismos profesionales de la salud. Más, si cabe, si eres mujer. Antes de buscar cualquier razón física a las mujeres se nos diagnostica de ansiedad y se nos intenta medicar. Luego ya veremos...

Explicas tu cansancio, tu pérdida de peso, tu angustia, tu sudoración, tus palpitaciones, tu erupciones cutáneas, tus nauseas, tu nerviosismo, tu insomnio…..y mil síntomas más pero nada. Intentas explicarlo pero parece que toda esa sintomatología no preocupa demasiado a los profesionales. En muchas ocasiones he tenido que escuchar cosas como: “Ansiedad tenemos tod@s”. Casi como un mantra……La primera vez que me lo dijeron fue antes del diagnóstico. Mi endocrino me aseguró, sin mucho miramiento, que sufrir ansiedad es normal y hasta positivo, porque es el mecanismo que tiene el cuerpo para mantenernos a salvo, nos mantiene alerta para poder hacer frente a los peligros que pueden asecharnos. Así que debía estar contenta…..mi sistema nervioso funcionaba genial!! ¡¡¡Hurra!!!

Entonces, le explicas que no puede ser normal, que te encuentras mal y sabes que así no se puede, es cuando empiezas a sospechar que no te están escuchando ni viendo. Eres una paciente más, mujer con más de 40 años, madre y trabajadora……es normal estar estresada.

Y entonces, llega el diagnóstico de TEA y te das cuenta de que la ansiedad acompaña a muchas personas autistas. Entiendes que funcionas de manera diferente, que procesas la información y los estímulos de manera diferente y que has pasado media vida intentando que no se note.

Es en ese momento cuando comprendes que las personas autistas no hablamos de la misma ansiedad que los alistas/neurotípicos. No es lo mismo, por mucho que se quiera o que no se note a ojos de los demás. NO ES LO MISMO.

Nuestro sistema nervioso está continuamente en modo alerta. CONTINUAMENTE, excepto cuando estamos en nuestra zona de confort y conseguimos estar tranquilas.

Puede que no se me note, puede que no sepa transmitir adecuadamente mi sensación pero creedme cuando digo que siento velocidad en mi interior, yo voy más rápida que la vida. El mundo es lento. Yo voy a mil, siempre. Es un estado incómodo y muy agotador en el que percibes todo como amenaza, siempre en alerta. Para explicarme mejor os digo que es como vivir pensando que hay un león cerca y va a acercarse en cualquier momento. ¿Os lo imagináis? Esa es la sensación. Entre miedo, angustia, incertidumbre, pánico, nerviosismo, todo a la vez, con ganas de salir corriendo y escapar.

Pero no hay ningún león. No existe. Nuestro león es la vida en sí misma, sin más. Una comida de empresa, una jornada escolar, una entrevista de trabajo, un trámite burocrático, una compra en el Super, una visita médica, una reunión ……Todo ese sinfín de situaciones que debe lidiar cualquier persona en algún momento o cada día. Así vivimos, sin que se note.

No se nota, pero no se nota por fuera porque por dentro sí se nota. Sufrimos a diario de esa ansiedad y nuestro organismo también. El sistema nervioso cronifica ese estado de alerta y acaba por deteriorarse. Las personas autistas tenemos más probabilidad de sufrir enfermedades degenerativas, enfermedades autoinmunes, depresión y tenemos una esperanza de vida muy por debajo de la población alista/ neurotípica.

No olvidemos que el colectivo autista tiene una alta tasa de suicidio no relacionado con depresión. Es decir, la mayor parte de las personas autistas que se suicidan NO tenían depresión. Esto pasa porque buscan descansar. Terminar con esa sensación de cansancio tan profunda, de agotamiento infinito. Lo que quieren es parar y sentirse a salvo. No hay nada más humano que desear que el sufrimiento pare, como sea, pero que cese.

Así que, profesionales de la salud, os pido encarecidamente que tengáis empatía, escuchéis de verdad, confiéis en nosotr@s, porque no hablamos de nuestro malestar o ansiedad para fastidiar o porque no tengamos más que hacer. Nadie se inventa que tiene ansiedad. Nadie se inventa su deseo autolítico.(El deseo o ideación suicida).

Cuando confiemos en vosotr@s para pedir ayuda, escuchadnos, por favor. Vuestra actitud puede modificar la nuestra.

Gema Burguillos. Licenciada en humanidades y profesional de la sanidad. Con condición autista.

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